Pluma estilográfica Visconti Van Gogh "Red vineyard"
Pluma que recoge fielmente los colores de la obra Red Vineyard, realizada mediante un conjunto de resinas con vivos colores, Visconti ha sabido plasmar en su colección el conjunto de contrastes y colores que Van Gogh imprimió a sus obras. La pluma cuenta con el nombre de Van Gogh grabado en el anillo y su cierre es magnético, propio de la marca Visconti.
Un poco de historia
En 1889, van Gogh fue invitado a participar en una exposición colectiva en Bruselas llamada el XX (o los Vingtistes). Van Gogh sugirió a su hermano Theo, comerciante de arte y agente de van Gogh, que enviara seis pinturas para ser exhibidas con el grupo, una de las cuales era The Red Vineyard. Anna Boch, artista y coleccionista de arte belga, compró el cuadro a principios de 1890 por 400 francos belgas, quizás porque le gustaba el cuadro y quería mostrar su apoyo a van Gogh, cuya obra estaba siendo criticada; quizás para ayudarle económicamente; y quizás para complacer a su hermano, Eugène, que ella sabía que era amigo de Vincent.
Eugène Boch, al igual que su hermana Anna, también era pintor y había visitado a van Gogh en Arles, Francia, en 1888. Se hicieron amigos y van Gogh pintó su retrato, al que llamó El Poeta. Según las notas del museo de Orsay donde se encuentra el retrato de Eugène Boch, parece que El poeta estuvo un tiempo colgado en la habitación de van Gogh en la Casa Amarilla de Arles, como lo demuestra el hecho de que se vea en la primera versión de El dormitorio, que se encuentra en el Museo Van Gogh de Amsterdam.
Aparentemente, Anna Boch tenía dos cuadros de Van Gogh y su hermano, Eugène, varios. Anna Boch vendió The Red Vineyard en 1906, sin embargo, por 10.000 francos, y fue vendido de nuevo ese mismo año a un empresario textil ruso, Sergei Shchukin. Fue donado al Museo Pushkin por el Estado de Rusia en 1948.
Van Gogh pintó The Red Vineyard de memoria a principios de noviembre de 1888 mientras Paul Gauguin, el artista, vivía con él en Arles. Es una dramática pintura paisajística en rojos y amarillos otoñales saturados, puntuada por la ropa azul de los trabajadores de un viñedo, con un cielo amarillo brillante y sol reflejado en el río adyacente al viñedo. El ojo del espectador es atraído a través del paisaje por la fuerte línea diagonal que conduce al horizonte alto y al sol poniente en la distancia.